Tuve una reunión con el pastor y el Equipo de Alabanza de mi iglesia que terminó bastante tarde. Luego de eso montamos algunos aparatos de sonido que serán transportados para un evento masivo. Después de despedirme del pastor y otros hermanos, me dirigía a mi casa muy hambriento. A las 21:47 me llegó un mensaje de texto de mi novia diciéndome que estaba en linea, esperándome para enviarme vía MSN algunas fotos que se tomó pensando en mi.
Mi mente es bastante rápida. En seguida tome la decisión de posponer la tan necesaria cena para ir a la habitación, sacar mi portátil de la mochila que llevaba encima, encender "los motores" y subir a Internet para encontrarme con mi amada chica.
Di el primer paso y al instante recordé la canción de Daniel Calveti (con la que he ministrado en tantos servicios y reuniones de adoración) que dice: "Te amo más que a mi vida, te amo más que a mi vida..."
Pensé que mas importante para mi que la comida, una necesidad vital en ese momento para mi, era estar con la mujer que amo y gozarme con lo que me iba a entregar.
Lo mismo le pasa al verdadero adorador: Sus necesidades "básicas" son suprimidas por el anhelo ardiente de estar con el Amado del Cielo. Nada adquiera tanta importancia como un momento con nuestro Prometido. Ni siquiera la comida de este mundo puede saciarnos como su presencia; ningún regalo es superior a lo que El ha hecho pensando en ti y en mi...
Cuando entendemos eso, le amamos mas que a la vida misma; y ese es el lugar que le corresponde.
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